La
Herencia Maldita: LA MENTALIDAD ESTATISTA.
Joelvin. R. Villarreal. V |
La desgracia que actualmente padecemos los venezolanos tiene orígenes
remotos que datan del imperio romano y sus leyes. Por aquellos siglos, cuando
Roma derrota a Cartago en el norte de África, sucede un evento poco conocido
que resultará de gran importancia para el pensamiento político y económico del
occidente moderno; se trata de las leyes sobre la propiedad del subsuelo, esta
surge a raíz del descubrimiento romano de las antiguas costumbres practicadas
por las tribus africanas, las cuales enterraban sus bienes de valor a una
cuarta por debajo del suelo, de allí que el poder romano decretó que todo lo
que se encontrase en el subsuelo le pertenecía al estado.
El imperio español y sus leyes de indias copiaron este mismo esquema
legal por el cual todo lo que hubiese en el subsuelo le pertenecía a la corona,
ello además sumado al sistema mercantilista de controles y monopolios
estatistas, dieron origen a una sociedad centralmente planificada, vasalla, e
incapaz de concebir un ideal de libertad. La España que colonizó América, era
un imperio decadente, arruinado tras la
expulsión de los árabes, y judíos; era un estado oscurantista del cual
heredamos algunas nuestras actuales y envilecidas prácticas políticas,
económicas y sociales.
España nos dejo una herencia estatista en lo político, e
intervencionista en lo económico, sin embargo, deseo rescatar lo bueno de la
colonización; España nos trajo la civilización, el cristianismo, los valores de
la familia, y un sinfín de normas culturales positivas. Lo que deseo expresar
con este articulo no es más que un
aspecto negativo que nos ayuda a comprender la actualidad, no busco ni deseo
juzgar, ni mucho menos condenar, el proceso histórico de colonización, tal como
si lo hacen los marxistas. Aclarado el
punto, continuaré con el mismo.
Para romper con esta realidad de circunstancias, habría de hacer falta
en el mundo hombres visionarios,
cuestionadores del sistema, arriesgados,
y sobre todo decididos a tomar decisiones y asumir responsabilidades. Uno de estos
hombres fue Francisco De Miranda, testigo y accionante al mismo tiempo, de los
tres eventos políticos más importantes de la humanidad en el ultimo milenio; me
refiero a La Revolución Liberal De Los ESTADOS UNIDOS DE NORTE AMÉRICA, LA
REVOLUCIÓN FRANCESA, Y LA REVOLUCIÓN HISPANOAMERICANA.
El Generalísimo de Mar y Tierra Don Francisco De Miranda, junto a Don
Cristóbal Mendoza y Juan Germán Roscio representan lo mejor de Venezuela para
esos tiempos de cambio e independencia. Este trío de hombre de luz rompe con la
herencia maldita del estatismo español al redactar la primera constitución de
la república, la cual, otorgaba libertades políticas y económicas plenas a la
ciudadanía. Por única y primera vez en
la historia, Venezuela se transformó en una República Liberal, con todas las
virtudes y herramientas necesarias para transformarse en una gran potencia
mundial.
Pero las conspiraciones internas de intereses mercantilistas arraigados,
los cuales no aceptaban competir libremente en este nuevo esquema de política
económica, de aquellos que vieron amenazados sus privilegios sociales, de los
hombres anclados a la decadencia del pasado,
sumadas al oscurantismo religioso no hicieron posible una buena
coordinación entre los factores civiles y militares necesaria para la defensa
de la primera República, no solo su defensa militar, sino también; su defensa
política.
Al ser restituida la segunda República de Venezuela, en lugar de
restituir el orden constitucional por el cual había nacido en 1811, Bolívar y
los intereses mercantilistas a los cuales él representaba, no escatimando el
daño político que hacían a las futuras generaciones, deciden redactar una nueva
constitución que aborta los ideales iluministas y rescata el oscurantismo del
imperio español y su leyes mercantilistas,
es a partir de ese momento cuando por vez primera en una constitución
venezolana se establecerá la propiedad del subsuelo para el estado, y no para
los ciudadanos, muriendo allí las libertades económicas, hasta la constitución
del 61, suspendidas tres días después y por decreto de Rómulo Betancourt hasta
el sol de hoy, porque en la constitución del 99 nunca aparecieron
siquiera.
Obligados al exilio Juan Germán Roscio, Andrés Bello, entre otros
notables liberales clásicos venezolanos, el país quedó huérfano de ideas
liberales, y por tanto condenado a la herencia estatista, que luego se
manifestó en caudillismo a lo largo del siglo XIX, y mantiene aun efectos en
pleno siglo XXI. El nepotismo
practicado por cada gobernante venezolano a lo largo de toda su historia
independiente no es casual, es parte de la misma herencia de envilecimiento
político de la corona española, y sus prácticas monopólicas.
Habrá quien me pretenda refutar por el uso del término “liberal” y
recordarme el episodio de guerra civil, sin embargo; los nombres de los bandos en disputa no eran más que excusas
para levantar una bandera para imponer
su propio caudillismo; nunca ninguno de ellos pretendió realmente pelear por
libertades económicas, políticas o civiles.
El siglo XX trajo consigo destellos de iluministas entre los que se
destacan las actuaciones de Germán Borregales, Renny Ottolina, Carlos Rangel,
entre otros notables defensores de las ideas liberales clásicas EN NUESTRO
PAÍS. Sin embargo, fuimos víctima de la exacerbación del estatismo, pasando de
su etapa mercantilista a la socialista y medio siglo después, inevitablemente
al comunismo.
La etapa comunista en Venezuela sobrevino gracias a las ideas, mitos y
realidades absurdas, que equivocadamente se albergaron en las mentes de
nuestros padres y abuelos, producto por supuesto de la herencia estatista, pero
no justificada por cuanto el mundo en el siglo XX ya contaba con suficiente
prueba de la imposibilidad de tales ideas, y que con ello se alimentaban los
vicios económicos y políticos. Nuestros
padres, ya sea por omisión, o por acción,
son directamente responsables de la desgracia que hoy se vive, de la
cual nosotros hemos tenido que pagar con sangre y mucho dolor.
La globalización y la revolución de la informática han generado un
encuentro de mundos donde ha sido más fácil el hacer contraste entre las ideas
estatistas y las ideas liberales clásicas, las nuevas generaciones tienen
acceso a realidades mas allá de sus propias fronteras, por lo cual, pueden
cuestionar el sistema estatista con mayor argumentación, y ejemplos de
pragmatismo. Hoy día nuestros
jóvenes pueden refutar a cualquier
mercader de miseria socialista aludiendo al simple ejemplo de las coreas, el
norte bajo el sistema estatista, plagado de miserias y muerte, el sur con el
sistema de libertades económicas, y políticas, rebosante de prosperidad, vida y
libertad.
Votar con los pies ha sido el ejemplo pragmático más evidente del
fracaso del estatismo, ya sea mercantilista o socialista, grandes masas de
gentes emigran hacia los sistemas liberales clásicos, huyendo de la muerte y la
miseria estatista. Hoy día los promotores
del estatismo buscan reconfigurar su accionar político debido su bancarrota intelectual, han optado por
esconderse tras otros nombres, incluso hasta se han hecho llamar “LIBERALES” y
hablan en nombre del “PROGRESO”. Reconocer a estos falsos profetas es cuestión
de lógica básica y detalles en su discursiva; será falso liberal aquel que
hablando en nombre del progreso, banaliza las ideologías, defiende todo lo
antinatural, plantea excusas para algún
tipo de control económico, y evade la
necesidad de reducir al estado solo a sus funciones propias de seguridad,
justicia y obras de carácter público.
Nuestro futuro está en manos de la nueva generación, la que rechaza el status quo, esa misma que
ha comenzado a cuestionar su realidad y las “verdades” marxistas, estamos
hablando de una generación que no criminaliza al empresario y la propiedad
privada de los medios de producción, jóvenes ajenos a la discursiva populista.
La actual generación se prepara para asumir un proceso político devolucionario,
es decir; devolver a los ciudadanos lo que el estatismo les robó –comenzando
por la propiedad del subsuelo- para
empoderarlos y llevarlos a una nueva sociedad de hombres realmente libres y
prósperos.
El éxito de nuestra juventud y el futuro de las nuevas generaciones
dependen de varios factores, entre ellos de uno muy importante, que las
generaciones pasadas, esas que auspiciaron la tragedia actual, – por acción u
omisión- no se transformen en muro de
contención ideológico a los cambios por venir. Así como la juventud ha de
asumir la responsabilidad histórica que tienen para con sus hermanitos, futuros
hijos, y nietos; así mismo es necesario que la generación pasada asuma su
responsabilidad por la tragedia y no estorbe en el camino de salida.
Derrocar por completo la mentalidad estatista no ha sido fácil, sin
embargo; ya se comienzan a ver frutos de mucho trabajo hecho al respecto. La
propiedad privada como única esperanza para los pobres, es al mismo tiempo
condición necesaria para la libertad, en conjunto con un sistema jurídico que
limite el poder del estado, e allí las bases de la riqueza y la derrota
cultural del estatismo.
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