Todos
estamos de acuerdo en pagar los servicios de luz, agua, y gas ¿cierto?, esos
servicio son, diría yo, vitales para el desarrollo de todas nuestras
actividades cotidianas. Más aun el agua, líquido sin el cual moriríamos todos. Cuando
vamos a la panadería, el abasto de la esquina, o el mercado tenemos que pagar
por todos los productos alimenticios, entre otros, que vamos a consumir para,
precisamente, sostener nuestras actividades diarias, la más importante de
todas: poder respirar, es decir; tenemos que vivir. ¡Para todo ello hay que
pagar!
Tomando
en cuenta este contexto que les acabo de mencionar, he de suponer que estamos
todos de acuerdo en que la calidad de vida, y la vida misma, tiene su precio. Todos
tenemos un precio que pagar, y nuestra calidad de vida se resume a la cantidad
de recursos que nosotros logramos producir con nuestro esfuerzo e intelecto. ¿Estamos
de acuerdo? ¡Bien!
“no
es por la caridad del panadero y del carnicero que podemos tener la cena en
nuestra mesa cada día, sino por su propio interés”, parafraseo con ello parte
del texto de Adam Smith, muy famoso “Causa y naturaleza de la riqueza de las
naciones” 1776. Absolutamente nadie va a trabajar, a producir, e incluso a
regalar algo de lo cual no encuentre un beneficio personal, así sea de carácter
espiritual.
Pagamos
por los antibióticos que compramos si nos enfermamos, pagamos por las
vitaminas, por tratamientos de cáncer, una terrible y costosa enfermedad. Sabemos
que para obtener todos esos productos, vitales, tenemos que pagar; porque la investigación,
el desarrollo, producción y distribución de todo eso, tuvo un costo, y ese
costo se debe pagar.
Si estamos
de acuerdo en todo ello ¿Cuál es el problema de plantear el fin de la educación
pública? La educación es un servicio, tal como la medicina, la luz, el agua, o el
gas; y tenemos que pagarla.
¿Ustedes
ven al gobierno regalando pan y mortadela a diario para que podamos cenar? ¿Cree
usted que tal sociedad sería viable, sostenible? ¡Todo el mundo en su sano
juicio sabe que no!
Así mismo
ocurre con la educación. En primer lugar, es una falacia eso de la educación gratuita.
Toda la infraestructura educativa, su mantenimiento, el personas obrero,
administrativo, docente, y directivos tiene un costo, y ese costo lo paga el
Estado –en teoría- con los impuestos que nos quitan a los ciudadanos, o de la
renta petrolera u otros activos que –en teoría- son de todos los ciudadanos, y
sin mencionar el fantasma de la corrupción imperante a todos los niveles. Por la
razón previamente expuesta, cualquier alumno del sistema educativo público nos está
saliendo más costoso que el alumno del instituto más caro del país. Nuestra educación
tiene un costo que estamos pagando todos los ciudadanos, un costo bien caro y, además;
con resultados bien pobres.
En segundo
lugar, si la educación pública es tan excelente como nos la venden lo políticos
en sus discursos ¿por qué razón sus hijos, y ellos mismos, no escogen colegios públicos,
sino privados? Salvo excepciones, por conveniencia política además, todos
estudian en colegios y hacen carrera universitaria en institutos de renombre,
todos ellos pagos.
Los pobres
también merecen educación de calidad. En lugar de estar financiando la
corruptela del actual sistema “educativo”, vamos dejar total libertad a los
institutos para que puedan diseñar sus propios currículos; que los verdaderos
expertos en educación, que son los educadores, se hagan cargo de la infraestructura
y su manutención, es decir; que sean ellos los dueños. Vamos a canjear la deuda
pública en el sector educativo transfiriendo directamente la propiedad a todos
los participantes del sistema de acuerdo a rangos de antigüedad, nivel
educativo, y acumulación de deuda. Cada quien de acuerdo a una formula lógica,
obtener una participación de acciones. ¡Ganamos todos!
El Estado
se quita de encima un enorme peso de deuda pública, también se reduce el gasto
posterior (voucher) que se solicite por concepto de subsidio directo al
estudiante pobre. Y allí está la respuesta a una pregunta que usted debe estar formulando en su cabeza desde hace
rato ¿Qué va a pasar con los pobres? Los pobres van a poder solicitar un
voucher educativo que le permita acceder al sistema educativo privado. Aquí a
nadie se le va a obligar o a negar el poder estudiar, quien desee estudiar y no
tenga recursos, solicita su beneficio. Esa sola medida reduce el gasto del
Estado, garantiza acceso a la educación, y además, se elevan los niveles de
calidad.
Vamos
a darles la oportunidad a los pobres para que también tengan una educación de
calidad, vamos a darle al país un verdadero sistema educativo.
Joelvin
Villarreal V
Politólogo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario