Por: Stephanía Labbad
Dra. Stephanía Labbad |
Posiblemente es el valor más
deseado y perseguido por el hombre desde el inicio de sus andanzas por el globo
terráqueo. La libertad, ha sido por siglos interpretada como la necesidad del
ser humano de sentir la plena capacidad de tomar decisiones y vivir en paz con
ellas; sin embargo me atrevería a reducir la libertad a la paz interior que se
obtiene luego de la toma de decisiones.
Cada individuo desde que nace va
desarrollando cada una de sus capacidades con la finalidad, consiente o no, de
ser feliz. El niño nace y el primer instinto es llorar. Llorar es el único
lenguaje, el más primitivo de la criatura, y acto seguido es alimentado por el
seno de su madre, acobijado del frio hasta que finalmente deja de llorar.
Poco a poco el infante que
comienza a vivir, aprende a estirar los brazos hacia el cuerpo de su madre en
busca de protección, luego se levanta y da los primeros pasos, hasta que
finalmente aprende el lenguaje verbal, reconoce las palabras, sabe emplearlas
para expresarse y se convierte en adulto. Ese adulto que es cada uno de
nosotros, que emite juicios poderosos, que evita errores, que necesita saber de
su pasado, y por fin se da cuenta de que es LIBRE.
Es innegable la individualidad de
cada persona, cada uno es único, irrepetible e inigualable. Sin embargo parece
esto contradecir a la realidad, cuando nos damos cuenta que casi todas las
personas tienen comportamientos similares, como los animales en manada. La
observación de un grupo de persona nos puede revelar que la mayoría de ellas se
levantan a cierta hora de la mañana, se asean, luego se alimentan y salen de su
casa con diferentes cometidos (trabajar, estudiar, etc.) a la mitad de la
jornada vuelve a encontrar tiempo para la alimentación, hasta que llega la
noche y el cansancio se hace presente y obliga a dormir. Bajo esa lupa somos
prácticamente iguales, indistinguibles.
Pero molesta que nos digan que
somos iguales, se rechaza la idea de compararnos con una manada de animales y
la respuesta está en la libertad. La libertad es una condición humana. Es una
herramienta indispensable para la vida, es el sostén de la individualidad.
Cómo se explica esto. Cada
persona a lo largo de su vida sufre períodos de cambio, de toma de decisiones,
de auto y hétero evaluación. Estos procesos posicionan a la persona de alguna
manera frente a las consecuencias de cada uno de estos eventos. Esta posición
puede variar en una balanza a favor o en contra de lo que acontece y generar un
estado o no de paz interior.
Por ejemplo, un escolar decide no
prepararse para las pruebas finales, puesto que es inteligente y tiene una
voluntad propia, está en la capacidad de hacerlo. Pasa el período de pruebas
haciendo uso del tiempo en actividades de ocio. Llegado el día de presentar los
exámenes se da cuenta que no puede responder acertadamente ninguna pregunta y
termina reprobando. Este escolar debe ahora asumir las responsabilidades de
esos actos, y lamentablemente su libertad se ve coaccionada ya que lo podría
ahora apetecerle lo tiene negado. Debe estudiar durante las vacaciones para
repetir los exámenes.
La libertad en el caso anterior
se ve limitada por las decisiones tomadas, en primer lugar se encuentra en un
estado de contradicción personal por los resultados obtenidos; y en segundo
lugar no tiene la capacidad de seguir tomando decisiones como el resto de la
clase, puesto que debe enfrentar un castigo.
El hecho de hacer uso adecuado de
nuestra inteligencia y voluntad mantiene erguida nuestra libertad, tal
como una ecuación matemática. Es decir,
en la medida que procuremos actuar en conciencia con lo que mejor se adecúa a
la realidad se preservara mejor la libertad.
Es importante dejar claro, que la
inteligencia es perfectible al igual que la voluntad. En algunos momentos puede
suceder que las actuaciones se vean perjudicadas por falta de entendimiento, de
ahí radica la necesidad y la responsabilidad de la formación. Sin embargo, la
justicia natural de la vida se hace cargo de esto generando oportunidades. Es
decir, que una persona que comete un error y de algún modo perjudica su
libertad en algún grado, generalmente va a poder hacer uso de alguna
oportunidad de recuperarla. Por ejemplo, el escolar, del ejemplo anterior, podría nuevamente estudiar para los exámenes
recuperativos aprobar las asignaturas y
poder seguir adelante. Ahora bien serian incalculables las consecuencias de
reincidir en el error.
Por lo tanto podemos decir que la
LIBERTAD, el valor más preciado, se puede conservar o no siempre y cuando la
cuidemos con el uso adecuado de nuestro intelecto y nuestra voluntad. La
libertad es mayor en aquellos individuos que han sabido participar de la vida
con gran benevolencia, aquellos que no se han arriesgado a ser esclavos de la
ignorancia, de la avaricia, de la lujuria, etc. La libertad es el arma de los
buenos. Siempre que se pueda llevar ventaja en este terreno se tiene ventaja en
el campo de batalla.
Dra. Stephanía Labbad.
Excelente!!!
ResponderEliminarDebe sentirse orgullosa.Es una niña muy inteligente!
EliminarMuy bueno Stephanía
ResponderEliminarExcelente, muy acertado tu concepto de libertad.. aplicable! Felicidades dra :)
ResponderEliminarLamentablemente, en esta situación nuestra libertad esta limitada a las contingencias de las calamidades materiales, que no nos permiten tener el control de nuestras necesidades..
ResponderEliminarLamentablemente, en esta situación nuestra libertad esta limitada a las contingencias de las calamidades materiales, que no nos permiten tener el control de nuestras necesidades..
ResponderEliminarSi es necesario recordar todos estos conceptos y criterios y hacer uso de ellos,como convengan a cada uno... excelente!!
ResponderEliminarLibre Albedrio, un don que tenemos todos los seres humanos. Saberlo utilizar para albergar nuestra libertad espiritual es no sólo un don que adquirimos, es aprendido. Creo que una cosa importante es saber que uno siempre tiene oportunidades de rectificar y volver a empezar. Pensar de nuevo, pensar otra vez, saber que cuando uno toma un camino y puedes compartir tus frutos sin miedos, es entonces cuando sabes que lo hiciste bien y te sientes libre. Qué es el bien y qué es el mal, es la forma cómo nos sentimos después de actuar.
ResponderEliminarMe encantó tu escrito, muy cierto, muy fácil de comprender, bien escrito y muy didáctico, muy profundo, realmente de acuerdo contigo, lo comparto.
La libertad es lo que nuestra alma busca para evolucionar y sentirse plena y feliz con ella misma. TQM❤
Libre Albedrio, un don que tenemos todos los seres humanos. Saberlo utilizar para albergar nuestra libertad espiritual es no sólo un don que adquirimos, es aprendido. Creo que una cosa importante es saber que uno siempre tiene oportunidades de rectificar y volver a empezar. Pensar de nuevo, pensar otra vez, saber que cuando uno toma un camino y puedes compartir tus frutos sin miedos, es entonces cuando sabes que lo hiciste bien y te sientes libre. Qué es el bien y qué es el mal, es la forma cómo nos sentimos después de actuar.
ResponderEliminarMe encantó tu escrito, muy cierto, muy fácil de comprender, bien escrito y muy didáctico, muy profundo, realmente de acuerdo contigo, lo comparto.
La libertad es lo que nuestra alma busca para evolucionar y sentirse plena y feliz con ella misma. TQM❤
Libre Albedrio, un don que tenemos todos los seres humanos. Saberlo utilizar para albergar nuestra libertad espiritual es no sólo un don que adquirimos, es aprendido. Creo que una cosa importante es saber que uno siempre tiene oportunidades de rectificar y volver a empezar. Pensar de nuevo, pensar otra vez, saber que cuando uno toma un camino y puedes compartir tus frutos sin miedos, es entonces cuando sabes que lo hiciste bien y te sientes libre. Qué es el bien y qué es el mal, es la forma cómo nos sentimos después de actuar.
ResponderEliminarMe encantó tu escrito, muy cierto, muy fácil de comprender, bien escrito y muy didáctico, muy profundo, realmente de acuerdo contigo, lo comparto.
La libertad es lo que nuestra alma busca para evolucionar y sentirse plena y feliz con ella misma. TQM❤