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domingo, 21 de febrero de 2016

El río esta revuelto y he visto a varios pescadores tirar la caña.

Joelvin Villarreal
Los totalitarismos no surgen de la casualidad, ni tampoco son fortuitos; son devenidos de largos y complejos procesos, solo comprendidos y advertidos por ciertas elites de estadistas y científicos de la política, pero no en general por quienes son actores políticos en dichos procesos de cambio.

Los tiranos terminan muchas veces siendo actores protagonistas en un jugo que ni ellos mismos se esperaban, son arrastrados como por una marea turbulenta de circunstancias de tipo económico-sociales que rebasan la política tradicional en determinados escenarios; el caos impone reglas para un nuevo orden, o muchas veces para un desorden mayor. En el primer caso tenemos por ejemplo a un Pinochet, quien a última hora, termina presidiendo una junta para la cual ni el mismo había conspirado, en el segundo de los casos tenemos al estado fallido de Somalia.

Entender los procesos de cambio, adelantarnos a situaciones reales de ingobernabilidad, y someternos a complejas negociaciones – muchas veces carentes de justicia inmediata- es la vía para frenar inmensas desgracias a las naciones, más allá de cualquier tipo de interés propio de los grupos de poder.

Venezuela muy aceleradamente vive un proceso dentro del cual los factores que dicen representar el poder ciudadano pierden credibilidad y confianza ciudadana; se deslegitiman ante el poder originario. Un país en donde ninguno de los actores políticos respeta las reglas constitucionales, la ciudadanía opta por imponer sus propias reglas, paso previo a un desorden anárquico.

La desgracia actual radica en que el sistema ha sido exitoso en cuanto ha rentabilizado el robo y la corrupción por encima del trabajo y la honestidad: En la Venezuela Bolivariana es más rentable robar, o contrabandear que trabajar. Precisamente esa desgracia es la que pronto, de no hacer nada, va a devenir en el caos.

El instinto de supervivencia es la acción política mas poderosa que existe, si la ciudadanía no encuentra respuestas a sus necesidades dentro de los órganos del estado termina por organizarse en estados paralelos, o mejor dicho, organizaciones tribales donde los más fuertes se imponen en la lucha por los recursos escasos.

Se tiene que ir, no por mero capricho de un numeroso grupo de ciudadanos, sino porque su salida abre camino a un proceso de reconstrucción, de medidas, de acciones que brinden la confianza necesaria para una inyección de recursos necesarios y urgentes que cubran las necesidades básicas de una ciudadanía al borde del colapso. La dureza necesaria para enfrentar las realidades económicas por venir solo será aceptada por una ciudanía, ya no con garantías; sino más bien con hechos concretos de abastecimiento de  alimentos y medicinas.  

Si los actores políticos prestan la debida atención a los expertos y son inteligentes para analizar la actual situación se percataran de un hecho ineludible: él ahora es un estorbo tanto para el oficialismo como para los diversos factores opositores, y para el país en general.

Ojala este envalentonamiento que he visto en los medios por estos últimos días, además de ciertos y diversos personajes en clara campaña electoral, y las declaraciones de algunos personajes de peso internacional, sea la señal de que el mensaje se ha captado.

¿Qué saben ellos, que el resto de nosotros no? ¿Pescando en río revuelto?

He visto procesos por estos días, preludio tal vez del cambio en los próximos días…

¡Tal vez habrá un nuevo timonel, que ni siquiera sabe que lo será!

Ojala y sea para bien, el país no aguanta más.    

@JoelvinRV