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miércoles, 10 de junio de 2015

OPORTUNIDAD DENTRO DEL VACÍO

Recientes estudios de opinión publica a los que he tenido acceso de manera privilegiada arrojan como resultado que el país se encamina a un vacío de poder,  pues según esos estudios, el régimen venezolano pierde credibilidad rápidamente entre sus simpatizantes, sin embargo; el mismo estudio también refleja la falta de oposición, numéricamente hablando alrededor de un 65% de los encuestados no cree en el oficialismo ni en los partidos “opositores”. También observé los resultados de una medición que se hizo con respecto al liderazgo de Nicolás Maduro, Capriles Radonsky y Leopoldo López, todos ellos reflejaban la caída de sus liderazgos, en el caso de López su caída comienza a ocurrir a partir del anuncio de la huelga de hambre.

Entre muchos otros resultados que logré ver con detenimiento están los que se refieren a los problemas que el venezolano considera de mayor urgencia o gravedad, allí el resultado reflejó que los venezolanos consideran a las colas y escasez como su mayor problema, luego la inseguridad y de tercero la pérdida de valor en sus salarios.

Luego de analizar los resultados de estos estudios de opinión pública me permito compartir la fotografía que se observa del país al día de hoy.

Peligroso desde todo punto de vista el vacío de liderazgo que comienza a apoderarse de los venezolanos, en un ambiente tumultuoso como el presente y con la presencia de bandas paramilitares armadas, esta situación podría dar origen a una anarquía sin precedentes en nuestra historia; no es exagerado pensar de esta manera cuando ya se observa un aumento de enfrentamientos de estas bandas con las fuerzas de orden publico haciendo uso de material de guerra, también son reflejo de esta situación algunas de las protestas que se han llevado a cabo por presuntos estudiantes, los cuales actúan sin ningún tipo de sentido ni objetivo político definido como por ejemplo: trancar una vía, secuestrar algunas unidades de transporte público o bienes privados y luego esperar pacientemente hasta que lleguen las unidades antimotines.

A medida que el país se va quedando sin reservas de alimentos y el liderazgo de los dirigentes de ambos polos comienza a desintegrarse, el irracionalismo comienza a imperar en el país para dar paso a una anarquía que nos puede convertir en estado fallido. La falta de oposición es un elemento clave en todo esto, de existir una real alternativa al sistema de gobierno actual otro gallo cantaría, no me refiero con ello a la falta de soluciones, sino a la falta de operadores que pongan en marcha tales soluciones.

Los partidos venezolanos vienen trabajando con el viejo esquema de que es más importante la futura elección que la futura generación, es preferible según ellos ofertar a los venezolanos mentiras agradables para sus oídos –populismo- que verdades incomodas –economía de mercado- para sus corazones. Estos políticos actuales deben comprender que para salvar al país hay que hablar con la verdad, -aun cuando no guste y las medidas sean impopulares- algo de pedagogía a través de los medios de comunicación lograrían un efecto comprensivo en la ciudadanía venezolana, la cual seguro estoy, asumirá lo que tenga que asumir con tal y de labrarse un mejor porvenir para sus hijos y nietos.  Chávez utilizaba este método de manera muy eficaz, pero en favor sus intereses, una verdadera oposición podría revertirla a favor de los intereses de la nación en lugar de seguir alimentando la utopía del populismo.

La solución y la salvación están en manos de una minoría dentro de la clase media, esa que ha sido capaz de romper con las cadenas del discurso populista, pero que debe comprender que existen realidades en los distintos niveles sociales y que no todos tienen la capacidad – por sus mismas condiciones de vida- de comprender al mundo moderno. Debemos comprender a esos hermanos, tenderles una mano amiga que les ayude a aprender el arte de la superación para que no se siga expandiendo el resentimiento, pero también y en paralelo, debemos tratar con el resto nuestros hermanos de la clase media y clase alta, atrapados aun en el discurso populista – propio de la fatal arrogancia- alimentado por las utopías del siglo XX.

Nada fácil toca para quienes desean construir una nueva Venezuela, pero para nada es imposible, de hecho este vacío de poder y liderazgo puede ser muy bien aprovechado por grupos emergentes deseosos de cambio y dispuestos a asumir los compromisos necesarios, solo es cuestión de actitud, aptitud y de forjarnos un RUMBO PROPIO.






jueves, 4 de junio de 2015

Las reglas de occidente. La tradición Judeocristiana.

La cultura occidental se caracteriza por los valores judeocristianos. Valores que hicieron posible el desarrollo de sistemas legislativos de origen bíblico, es decir; con las leyes de Dios adaptadas a códigos penales, civiles y mercantiles.

Leyes sin privilegios para grupos o particulares de ningún tipo, el Estado inclusive, y de las cuales surgieron sistemas judiciales compensatorios garantes de la sana paz y convivencia entre los ciudadanos.

Occidente produjo la concepción de sistemas políticos limitados a los verdaderos asuntos de Estado – seguridad y defensa, diplomacia, y obras públicas- haciendo clara diferencia y separación entre la esfera de lo público y lo privado.

Todas estas características hicieron posible el mayor desarrollo tecnológico, económico y cultural de todos los tiempos. Hoy día naciones no cristianas de todo el mundo aplican la receta de la prosperidad – aun sin saber o sospechar siquiera de su origen bíblico- pues contiene en si misma las bases de la riqueza: Un sistema político jurídico que garantiza una perfecta armonía social de gobiernos limitados y mercados libres.

Por el contrario han ocurrido desgracias humanas sin precedentes en aquellos lugares donde se ha tergiversado la receta, o se aplica lo contrario de sus postulados esenciales, es decir; en aquellos países donde el sistema legislativo funciona a favor de privilegios de grupos o particulares de algún tipo – sobre todo   supremacía del Estado por encima de los ciudadanos- ha dado como resultado sistemas jurídicos corruptos, e injustos, que en nada son compensatorios para con las víctimas. 

De estos sistemas surgen serias disputas entre los ciudadanos, hasta llegar al caos social; en tal sentido, el sistema político resultante es de aberración política y no resuelve los problemas propios del Estado, sino que por el contrario los agrava e incluso crea nuevas distorsiones en la sociedad. Este tipo de sistema termina por confundir lo público con lo privado llevando a los ciudadanos a un camino de servidumbre.

Estos sistemas anti-cristianos tienen como característica principal la escasez de bienes y servicios, atraso tecnológico, culturas adoctrinadas en la esclavitud, y aberraciones de todo tipo. Hoy día sobreviven en el mundo varios países que son ejemplos de estos sistemas : Cuba, Corea del norte, Zimbabue, y Venezuela.

El caos que vive Venezuela no es producto de la casualidad, es simplemente la consecuencia de la desobediencia a las reglas básicas y elementales dadas por Dios  a Moisés y que están descritas en el antiguo testamento – Deuteronomio capitulo 5, versículos 6 al 21 - 

Esas reglas que están en Deuteronomio son el inicio de toda la tradición de la legislación judía que luego heredaron los cristianos, quienes la expandieron luego por todo occidente. 

Norteamérica fue fundada por cristianos protestantes fieles a las reglas de Dios, no fue casual su transformación en la gran potencia del mundo, el ejemplo aplica también para los fundadores de los países bajos, la España de las tres raíces y así mucho otros ejemplos históricos.

Creyentes o no, lo cierto es que estas reglas elementales conforman la receta de la prosperidad y la riqueza de las naciones. Países que la han aplicado, creyentes o no, les ha ido muy bien, por el contrario; a los países que aún siendo creyentes las ignoran, o las desobedecen, les va mal.

Venezuela más pronto que tarde deberá transitar por la receta de la prosperidad: gobiernos limitados y mercados libres conforme a las leyes de Dios.