La
cultura occidental se caracteriza por los valores judeocristianos. Valores que hicieron
posible el desarrollo de sistemas legislativos de origen bíblico, es decir; con las leyes de
Dios adaptadas a códigos penales, civiles y mercantiles.
Leyes sin privilegios para
grupos o particulares de ningún tipo, el Estado inclusive, y de las cuales surgieron
sistemas judiciales compensatorios garantes de la sana paz y convivencia entre
los ciudadanos.
Occidente produjo la concepción de sistemas políticos limitados a los verdaderos asuntos de Estado – seguridad y defensa, diplomacia, y obras públicas-
haciendo clara diferencia y separación entre la esfera de lo público y lo
privado.
Todas
estas características hicieron posible el
mayor desarrollo tecnológico, económico y cultural de todos los tiempos. Hoy
día naciones no cristianas de todo el mundo aplican la receta de la prosperidad – aun
sin saber o sospechar siquiera de su origen bíblico- pues contiene en si misma
las bases de la riqueza: Un sistema político jurídico que garantiza una perfecta armonía
social de gobiernos limitados y mercados libres.
Por
el contrario han ocurrido desgracias humanas sin precedentes en aquellos
lugares donde se ha tergiversado la receta, o se aplica lo contrario de sus
postulados esenciales, es decir; en aquellos países donde el sistema
legislativo funciona a favor de privilegios de grupos o particulares de algún
tipo – sobre todo supremacía del Estado por encima de los
ciudadanos- ha dado como resultado sistemas jurídicos corruptos, e injustos, que
en nada son compensatorios para con las víctimas.
De estos sistemas surgen serias disputas entre
los ciudadanos, hasta llegar al caos social; en tal sentido, el sistema político resultante es de aberración política y no resuelve los problemas propios del Estado, sino que por el contrario los agrava
e incluso crea nuevas distorsiones en la sociedad. Este tipo de sistema termina por confundir lo
público con lo privado llevando a los ciudadanos a un camino de servidumbre.
Estos
sistemas anti-cristianos tienen como característica
principal la escasez de bienes y servicios, atraso tecnológico, culturas
adoctrinadas en la esclavitud, y aberraciones de todo tipo. Hoy día sobreviven
en el mundo varios países que son ejemplos de estos sistemas : Cuba, Corea del norte, Zimbabue, y Venezuela.
El
caos que vive Venezuela no es producto de la casualidad, es simplemente la
consecuencia de la desobediencia a las reglas básicas y elementales dadas por
Dios a Moisés y que están descritas en el antiguo
testamento – Deuteronomio capitulo 5, versículos 6 al 21 -
Esas reglas que están en Deuteronomio son el inicio de toda la tradición de la legislación judía que luego heredaron los
cristianos, quienes la expandieron luego por todo occidente.
Norteamérica fue fundada
por cristianos protestantes fieles a las reglas de Dios, no fue casual su
transformación en la gran potencia del mundo, el ejemplo aplica también para
los fundadores de los países bajos, la España de las tres raíces y así mucho
otros ejemplos históricos.
Creyentes
o no, lo cierto es que estas reglas elementales conforman la receta de la
prosperidad y la riqueza de las naciones. Países que la han aplicado, creyentes
o no, les ha ido muy bien, por el contrario; a los países que aún siendo
creyentes las ignoran, o las desobedecen, les va mal.
Venezuela
más pronto que tarde deberá transitar por la receta de la prosperidad: gobiernos
limitados y mercados libres conforme a las leyes de Dios.
Tremendo Joelvin! ideas tan claras como el agua.
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