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martes, 17 de febrero de 2015

EL ENEMIGO: LA CONFUSIÓN


En momentos de importante tribulación económica suele aparecer un enemigo del ser interno, oculto en las profundidades de los mares del subconsciente, suele manifestarse en: miedo, cólera, arrogancia, entre otros sentimiento viscerales. La coherencia se vuelve entonces un valor muy escaso dentro de la sociedad, practicada por minorías y, a los que el resto llamara locos. Banalizar hechos trascendentes se vuelve una costumbre que exalta mediocridades, e ignora lo correcto, poniéndose entonces de espalda a los grandes valores de la civilización occidental; la propiedad, la vida, y la libertad.
 
Hoy día la sociedad venezolana navega en los oscuros mares de la confusión donde, el miedo transformó a la sociedad venezolana en una sociedad vigilada, en la cuál ningún ciudadano confía plenamente en el otro: apareciendo la figura del patriota cooperante como máxima expresión de esta realidad. La cólera ha degenerado en una violencia sin precedentes históricos en tiempos de paz: hampa desatada, odio de clases, juventud en extremo violenta, entre otros. La arrogancia de no aceptar el fracaso del modelo marxista por parte de quienes simpatizan con los que actualmente ostentan el poder y de quienes simpatizan con aquellos que pretenden sustituirlos, estos últimos con un lenguaje y un accionar menos radical, pero no por ello fuera del marco socialista.

La confusión de los valores es aprovechada por la tiranía que ofende y neutraliza nuestros derechos de propiedad, y no me refiero solo a los grandes fundos o empresas expropiadas, hago referencia al ciudadano común que ha sido expoliado de su derecho de compra y venta de bienes y servicios. Cuando el estado es quien impone el precio de las mercancías, cuando y donde se van a poder comerciar y quienes podrán acceder a ellas, el ciudadano esta siendo víctima de una expropiación de su derecho a la propiedad.

No existe “propiedad de todos” la propiedad implica que unos son dueños de ella y otros no. Nosotros los ciudadanos cedemos a una empresa jurídica denominada  ESTADO aquellas obligaciones que individualmente no podríamos asumir y que representan un beneficio común para el pleno desarrollo de aquellas actividades que si estamos en capacidad de ejercer, en este sentido, las infraestructuras necesarias para las vías de comunicación y el monopolio del uso de la fuerza racional (seguridad, justicia y  contratación de obras publicas) son cedidas por los ciudadanos al estado y por tanto en la practica son propiedad del estado. La regla dice que : lo que no pertenece al individuo, pertenece entonces al estado.

Una sociedad que confunde y niega el valor de la propiedad esta predeterminada por las circunstancias a ceder todo derecho de propiedad al estado, dando inicio a aquella gran ficción en la cual todos quieren vivir a expensas de los demás.  Para que esto no suceda, debemos como cuidados estar claros de cuales son los únicos derechos de propiedad que pueden ser cedidos al estado:  las infraestructuras necesarias para las vías de comunicación y el monopolio del uso de la fuerza racional.

Nuestra vida y libertad, son dependientes de nuestra propiedad, es común escuchar la frase “cuando nacemos no somos dueños de nada y cuando morimos nos vamos sin nada” . Nada mas falso, todo ser humano nace siendo dueño de tres valores que dependen entre si : la primera propiedad que obtiene un ser humano al nacer es la vida, al ser propietario de su vida, el ser humano es libre.

La propiedad de tu vida, determina tu libertad: se es mas libre en tanto mayor dueño sea de mi vida, y por tanto, forjare mi destino.

A medida que el valor de la propiedad disminuyó en Venezuela, así mismo paso con el valor de la vida, y la libertad, no es una casualidad; es una realidad determinada por su mutua dependencia. Los venezolanos estamos siendo víctimas, por causa de la confusión, de un sistema decadente que nos usa como esclavos felices.

Salir de la decadencia no es fácil, se requiere de una elite coherente en el rescate de los valores de la propiedad, la vida y la libertad: elite que surge de un cambio generacional.  Pero Venezuela comienza a ver luz, desde las universidades e institutos de educación superior, desde el seno de la clase media : allí comenzó a manifestarse  un juventud guerrera, coherente, descontaminada; enemiga de la decadencia y forjadora de libertades.

Impermeables ante la confusión, serán ellos los que asuman el triunfo de la libertad sobre el despotismo. Serán ellos, seremos nosotros ahora, la Venezuela que derrote la confusión. No se vale rendirse porque que la luz comenzó a brillar para nosotros. La Venezuela futura se esta forjando hoy, tu eres la Venezuela futura.

!Muera la tiranía, viva la libertad!. Generalísimo Don Sebastian Francisco de Miranda.

Libertad o nada.

Joelvin. R . Villarreal. V estudiante de ciencias políticas  administrativas (URU)



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