La inocencia
propia del Caribe parece no advertir el acecho de la guerra. Si bien es cierto América
latina no es ajena a los conflictos armados, estos tienden a desarrollarse de
formas no convencionales: Las guerras civiles centroamericanas, la violencia asociada
al narcotráfico, es decir; guerras de guerrillas por lo general. Es poco común en esta
zona del mundo el desarrollo de conflictos a gran escala que impliquen bombardeos a centros
urbanos, combates callejeros entre fuerzas armadas artilladas, grandes batallas
aéreas, o navales.
La guerra
de las Malvinas conmovió e impactó a la región por la naturaleza de los
combates que se desarrollaron, a pesar de ello, su tiempo de duración fue corto: a penas dos meses. Luego tuvimos la guerra del CENEPA, mucho más
corta que la anterior. Ambos conflictos se desarrollaron en teatros de
operaciones bien definidos y distantes de las grandes urbes. La guerra en Latinoamérica
se observa como un fenómeno lejano, impropio. A pesar de nuestros conflictos
internos, nuestro imaginario colectivo sobre la guerra suele pensarla como algo que solo ocurrió en Europa, o que solo ocurre en el Medio Oriente.
Cuba,
Panamá y República Dominicana tal vez son raros ejemplos de guerras de alta intensidad ocurridas en la era moderna latinoamericana: Batallas artilladas, bombardeos,
disparos de todo tipo en medio del barrio, la urbanización, calles y avenidas.
Allí la guerra se vivió en primera persona. ¡Como en las películas! , me dijo
alguna vez un transeúnte.
Venezuela
representa una amenaza seria e inusual para la seguridad nacional de los EEUU, situación
seria e inusual verdaderamente.
Bastante inusual resulta observar un despliegue milita,r de la magnitud con la cual se ha desarrollado el
actual "operativo antinarcóticos", en el Caribe y Pacifico Oriental por parte de
los EE.UU. y algunos aliados de la OTAN: Francia, Holanda, y Reino Unido. En el actual despliegue se incluye
el envío de poderosos destructores al teatro de operaciones, asi como de buques de apoyo en combate y logística, aviones de vigilancia y guerra electrónica,
e incluso se sospecha la presencia de submarinos dentro de dicho despliegue.
Un misil
TomaHawk cuesta 16 millones de dólares, se trata de un sistema de armas
ofensivas cuyo radio de acción supera los 1000 kilómetros. Mover tal cantidad
de aviones y buques representa un costo millonario para los Estados
involucrados, por tal motivo se infiere que algo grande está por ocurrir en la región.
Los activos aeronavales dispuestos en el hemisferio no están concebidos para
llevar a cabo operativos de bajo nivel, como lo es cazar pequeñas lanchas, submarinos
artesanales, o avionetas: sería ilógico, un desperdicio de dinero tomando en
cuenta que existen activos más económicos y enfocados para dicha tarea. A este
panorama se suma una orden ejecutiva que activa la reserva de los EEUU y donde se
especifica textualmente que estos efectivos irán destinados a dicho operativo antinarcóticos.
El constante
aumento de activos aeronavales, y el llamado a la reserva, parece coincidir con
los protocolos militares que se activan en los EE.UU. antes de un conflicto armado,
como lo fue el caso de la guerra del golfo de 1991, la invasión de Irak en 2003, entre
otros. Sumado a ello, las tensiones con Irán, aliado clave del régimen chavista, se vuelven a poner en la palestra de la opinión pública, tanto en Medio Oriente como en el Caribe. En el primer
caso Trump ha ordenado disparar contra cualquier buque iraní que represente amenaza
contra naves de los EE.UU., y en el segundo de los casos, me refiero a los constantes vuelos realizados
desde Teherán hacia la península de Paraguaná, en Venezuela, por parte de Mahan
Air, una aerolínea sancionada y acusada por los EE.UU. de transportar tropas y
material bélico en apoyo a grupos terroristas. Existen indicios que pudiesen
sustentar la tesis de que Mahan Air esté abasteciendo a Venezuela de
combustible para cohetes de mediano alcance instalados por las fuerzas Quds en el
estado Falcón.
De los
varios escenarios que se pudiesen presentar en el hemisferio, concretamente en el caso de Venezuela, se me ocurre plantearme una nueva hipótesis de
conflicto en la región: Lo que he descrito en párrafos me induce a sospechar que los EE.UU. se han planteado la idea de realizar una operación militar contra las bases de la droga en la región para golpear las redes que alimentan la operatividad de las fuerzas chavistas y del terrorismo
internacional.
Tomando
como punto de partida las acciones llevadas a cabo por EE.UU. y aliados en el medio oriente contra
grupos terroristas, a los cuales el chavismo se ha asociado, me inclino a plantear una hipótesis donde las fuerzas aeronavales de los EE.UU. y sus aliados emprendan
una acción militar destinada a identificar la posición de los laboratorios,
pistas, puertos, y ubicación de las cabezas del narcotráfico en México, Colombia
y Venezuela con la posterior intención de lanzar una ofensiva aérea destinada a
fracturar la capacidad logística y financiera de estos grupo criminales.
Sería
un cambio de estrategia fundamental, el narcotráfico recibiría un mensaje
contundente que cambiaría por completo la dinámica con la cual se desarrolla
esa actividad el Latinoamérica. La tecnología moderna permite revolucionar la
guerra contra el narcotráfico así como fue posible redimensionar la guerra
contra el terror. Grandes obstáculos físicos, como la selva, han podido ser
superados por la tecnología, la cual es capaz de identificar posiciones
complejas que en el pasado hubiesen resultado imposibles.
Un operativo
de esta magnitud no encontraría resistencia política o moral, al tiempo que le
permite a los EE.UU. debilitar aún más a los Estados y grupos armados que operan
el narcoterrorismo internacional. El régimen chavista sin petróleo y cocaína quedaría
expuesto ante una posterior fase de guerra convencional, escenario que aún se
mantiene en el tapete debido a la compleja situación de juego de poder geopolítico
e interno de la nación sudamericana. Es imperativo
para la seguridad nacional de los EE.UU., para la región, y para la estabilidad
global, devolver a Venezuela a un estado de prosperidad.
En el Caribe parecen no advertir sobre la proximidad de una guerra convencional a escala mayor que lo ocurrido en Panamá aquel año de 1989.
Twitter @JoelvinRV
IG: @Joelvinv
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