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sábado, 2 de mayo de 2020

Occidente Vs El Terror: Las nuevas hipótesis de guerra en América Latina.

Joelvin Villarreal
La inocencia propia del Caribe parece no advertir el acecho de la guerra. Si bien es cierto América latina no es ajena a los conflictos armados, estos tienden a desarrollarse de formas no convencionales: Las guerras civiles centroamericanas, la violencia asociada al narcotráfico, es decir; guerras de guerrillas por lo general. Es poco común en esta zona del mundo el desarrollo de conflictos a gran escala que impliquen bombardeos a centros urbanos, combates callejeros entre fuerzas armadas artilladas, grandes batallas aéreas, o navales.

La guerra de las Malvinas conmovió e impactó a la región por la naturaleza de los combates que se desarrollaron, a pesar de ello, su tiempo de duración fue corto: a penas dos meses. Luego tuvimos la guerra del CENEPA, mucho más corta que la anterior. Ambos conflictos se desarrollaron en teatros de operaciones bien definidos y distantes de las grandes urbes. La guerra en Latinoamérica se observa como un fenómeno lejano, impropio. A pesar de nuestros conflictos internos, nuestro imaginario colectivo sobre la guerra suele pensarla como algo que solo ocurrió en Europa, o que solo ocurre en el Medio Oriente.

Cuba, Panamá y República Dominicana tal vez son raros ejemplos de guerras de alta intensidad ocurridas en la era moderna latinoamericana:  Batallas artilladas, bombardeos, disparos de todo tipo en medio del barrio, la urbanización, calles y avenidas. Allí la guerra se vivió en primera persona. ¡Como en las películas! , me dijo alguna vez un transeúnte.

Venezuela representa una amenaza seria e inusual para la seguridad nacional de los EEUU, situación seria e  inusual verdaderamente.

Bastante inusual resulta observar un despliegue milita,r de la magnitud con la cual se ha desarrollado el actual "operativo antinarcóticos", en el Caribe y Pacifico Oriental por parte de los EE.UU. y algunos aliados de la OTAN: Francia, Holanda, y Reino Unido. En el actual despliegue se incluye  el envío de poderosos destructores al teatro de operaciones, asi como de buques de apoyo en combate y logística, aviones de vigilancia y guerra electrónica, e incluso se sospecha la presencia de submarinos dentro de dicho despliegue.

Un misil TomaHawk cuesta 16 millones de dólares, se trata de un sistema de armas ofensivas cuyo radio de acción supera los 1000 kilómetros. Mover tal cantidad de aviones y buques representa un costo millonario para los Estados involucrados, por tal motivo se infiere que algo grande está por ocurrir en la región. Los activos aeronavales dispuestos en el hemisferio no están concebidos para llevar a cabo operativos de bajo nivel, como lo es cazar pequeñas lanchas, submarinos artesanales, o avionetas: sería ilógico, un desperdicio de dinero tomando en cuenta que existen activos más económicos y enfocados para dicha tarea. A este panorama se suma una orden ejecutiva que activa la reserva de los EEUU y donde se especifica textualmente que estos efectivos irán destinados a dicho operativo antinarcóticos.

El constante aumento de activos aeronavales, y el llamado a la reserva, parece coincidir con los protocolos militares que se activan en los EE.UU. antes de un conflicto armado, como lo fue el caso de la guerra del golfo de 1991, la invasión de Irak en 2003, entre otros. Sumado a ello, las tensiones con Irán, aliado clave del régimen chavista, se vuelven a poner en la palestra de la opinión pública, tanto en Medio Oriente como en el Caribe. En el primer caso Trump ha ordenado disparar contra cualquier buque iraní que represente amenaza contra naves de los EE.UU., y en el segundo de los casos, me refiero a los constantes vuelos realizados desde Teherán hacia la península de Paraguaná, en Venezuela, por parte de Mahan Air, una aerolínea sancionada y acusada por los EE.UU. de transportar tropas y material bélico en apoyo a grupos terroristas. Existen indicios que pudiesen sustentar la tesis de que Mahan Air esté abasteciendo a Venezuela de combustible para cohetes de mediano alcance instalados por las fuerzas Quds en el estado Falcón.

De los varios escenarios que se pudiesen presentar en el hemisferio, concretamente en el caso de Venezuela, se me ocurre plantearme una nueva hipótesis de conflicto en la región: Lo que he descrito en párrafos me induce a sospechar que los EE.UU. se han planteado la idea de realizar una operación militar contra las bases de la droga en la región para golpear las redes que alimentan la operatividad de las fuerzas chavistas y del terrorismo internacional.

Tomando como punto de partida las acciones llevadas a cabo por EE.UU. y aliados en el medio oriente contra grupos terroristas, a los cuales el chavismo se ha asociado, me inclino a plantear una hipótesis donde las fuerzas aeronavales de los EE.UU. y sus aliados emprendan una acción militar destinada a identificar la posición de los laboratorios, pistas, puertos, y ubicación de las cabezas del narcotráfico en México, Colombia y Venezuela con la posterior intención de lanzar una ofensiva aérea destinada a fracturar la capacidad logística y financiera de estos grupo criminales.

Sería un cambio de estrategia fundamental, el narcotráfico recibiría un mensaje contundente que cambiaría por completo la dinámica con la cual se desarrolla esa actividad el Latinoamérica. La tecnología moderna permite revolucionar la guerra contra el narcotráfico así como fue posible redimensionar la guerra contra el terror. Grandes obstáculos físicos, como la selva, han podido ser superados por la tecnología, la cual es capaz de identificar posiciones complejas que en el pasado hubiesen resultado imposibles.

Un operativo de esta magnitud no encontraría resistencia política o moral, al tiempo que le permite a los EE.UU. debilitar aún más a los Estados y grupos armados que operan el narcoterrorismo internacional. El régimen chavista sin petróleo y cocaína quedaría expuesto ante una posterior fase de guerra convencional, escenario que aún se mantiene en el tapete debido a la compleja situación de juego de poder geopolítico e interno de la nación sudamericana.  Es imperativo para la seguridad nacional de los EE.UU., para la región, y para la estabilidad global, devolver a Venezuela a un estado de prosperidad.  

En el Caribe parecen no advertir sobre la proximidad de una guerra convencional a escala mayor que lo ocurrido en Panamá aquel año de 1989.

Twitter @JoelvinRV

IG: @Joelvinv

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