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martes, 12 de enero de 2016

FÁBRICA DE MINISTERIOS


MgS. José Luis Zambrano Paduay
La televisión se vio concurrida de una audiencia abultada la semana pasada. Mientras la nueva película de Star Wars batía en duelo avasallante a las cifras de récords de taquilla en EEUU, en nuestro país el espectáculo era político y la expectación se asentó en la Asamblea Nacional.

Tras dos días de fuertes diatribas e interesante cambio de hegemonía, se anunciaba con bombos y platillos para el miércoles en la noche, el nombramiento ministerial por parte del presidente Maduro, quien tenía el deber de adosar sapiencia a los hombres responsables de apuntalar una urgida transformación económica.

Los anuncios se dieron como si la realidad no fuera la de una nación desabastecida, sino la del planeta de los simios. Venezuela tiene paralizada la producción en todos sus rubros, pero la capacidad creadora de ministerios mostró una reactivación verdadera, pues se establecieron cinco nuevos que parecen ser un chiste emitido por una caricatura chinesca de Cartoon Network.

Lo primero fue anunciar la vicepresidencia del zoológico de país que tenemos. Deslastrándose de sus responsabilidades como gobernador de Anzoátegui, Aristóbulo Istúriz fue ungido con el rango de vicepresidente de la República, siendo una de sus primeras propuestas el pintar murales de su comandante supremo, como si la solución de la nación fuese lo pictórico, con una estrategia de esconder los estantes vacío con el rostro de un presidente fallecido.

Seguidamente, escuché más ministerios que países en el desfile de las olimpíadas. Lo más asombroso fue oír lo inimaginable. Anunció la creación del Ministerio de Agricultura Urbana. Traté con esfuerzo de escenificar en mi mente la funcionalidad de tal estructura y sólo veía a trabajadores rompiendo las calzadas para incrustar una semilla o, siguiendo el lineamiento socialista, a gallineros verticales cayendo desplomados y muriendo la idea de forma horizontal.

Recomendaría para el Ministerio de Pesca y Acuicultura a mi amigo Pancracio, pues vive pescando resfriando a cada rato y se ahoga en su propio moco. El nuevo ministro de Banca y Finanzas seguro estaba haciendo banca sin hacer nada y le tiraron este muerto. Es experto en ingresos fiscales y ahora lo será en ingresos chavistas.

Me cansé de contar ministerios que me hacían dormir más que enumerar a las saltarinas ovejas. Faltaron el Ministerio de Minas, Lápices y Bolígrafos o el Ministerio de Óleos, para que cuide en Miraflores los cuadros de Chávez, Maduro y el de Bolívar trigueño que devolvieron de la AN.

Mi mayor curiosidad y atención era para quien habían investido como ministro de Economía, ahora también Productiva. Un tal Luis Salas aparece en pantalla con el rostro de una momia con escalofríos, cuya cara estupefacta y de paila sin estrenar, pareciera estar edificando cálculos dirigidos a establecer cuántos kilómetros hay del ministerio al aeropuerto, para poder huir de este desastre.

Todos los ministros tenían una catadura de extrema seriedad, como si asistiesen a un funeral y no a un acto de nombramientos ministeriales para salvar a un gobierno en defunción. Debió Maduro jugar con uno de ellos, para sacarle una sonrisa. Por tal motivo, extrañé en demasía al Ministerio de la Suprema Felicidad. Quizá esté muy triste por la derrota del 6D como para nombrarlo, simplemente desistieron de la ridiculez o, tal vez, ni Juan Corazón ni las payasitas Nifú Niifá aceptaron semejante rango ministerial.

 
 
 
 
MgS. José Luis Zambrano Padauy
@Joseluis5571


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