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lunes, 23 de noviembre de 2015

La Constituyente como Derecho Humano

Por Luis Manuel Aguana

Luis Manuel Aguana
Una de las facetas menos respetadas de la extraña “colcha de retazos” en que resulto la Constitución vigente, es la de nuestros derechos humanos de naturaleza política. Y digo menos respetadas porque si bien sabemos es uno de los aspectos más atropellados por el régimen, es significativo que resulte ser uno de los más resaltados en todos los convenios firmados por la Republica, en especial aquellos firmados por el difunto Comandante Galáctico.

En efecto, la Carta Andina para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos, firmada por el Comandante Eterno el 26 de Julio de 2002 (verla en http://www.sice.oas.org/labor/Carta%20Andina.pdf), conjuntamente con los Presidentes de Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú, paradójicamente después de la masacre de su régimen el 11 de abril, da cuenta de esa locura de proteger afuera lo que atropellaba adentro. En esa Carta se reafirmaba el compromiso de la Carta Democrática Interamericana del respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales en los países andinos.

Y otra vez digo “colcha de retazos”, porque si por un lado nuestra Constitución tiene bien definidos los derechos políticos de los venezolanos, también permite un desafuero tan descomunal como la disolución del Poder Legislativo por parte del Presidente de la República (Art. 236.21), actuando como un monarca, en una de las super atribuciones concedidas al personaje que elegimos como un rey constitucional, por ordenes del mismo Comandante Supremo a la mayoría del Constituyente electo en 1999.

Estos desbalances tan pronunciados hacen que, por un lado el régimen se aproveche de esa posición de fortaleza monárquica y autoritaria, y por otro lado hagan que la oposición diga que es la "mejor constitución del mundo". El peor de los mundos, pues. No puede ser que en nuestro Pacto fundamental la mitad de los artículos vayan de acuerdo con un país respetuoso de los derechos humanos y la otra mitad permita que el Presidente los atropelle. La resultante no puede ser una buena constitución.

De allí que en lugar de quejarnos por lo que no podemos cambiar por ahora -Chávez dixit-, como por ejemplo que el Presidente pueda constitucionalmente nombrar más Generales para Venezuela de los que tiene toda la OTAN junta, nos enfoquemos en lo que si podemos hacer con el lado civilista de nuestra Constitución, como por ejemplo el derecho que tenemos en ella de convocar al Poder Constituyente Originario, haciendo uso del dispositivo consagrado en el Artículo 70, como lo es el derecho humano de carácter político de los venezolanos para activar la iniciativa constituyente.

Si un Presidente puede, en virtud de sus atribuciones, desajustar una institución que debe mantener un equilibrio que nos afecta a todos, y que estaba garantizado en la Constitución de 1961 al dejarle a un Senado la decisión última de su crecimiento armónico, entonces estamos frente a una situación de una gravedad extrema que debe ser corregida a la brevedad posible.

Luego entonces la Constituyente, no solo se establece en nuestra Constitución como un Derecho Político al cual podemos concurrir si se ignoran las consecuencias de mantener este estado de cosas para el futuro, como el caso de los Generales sin control, sino que no depende de mas nadie sino de nosotros mismos, sin gobierno alguno que pueda impedirlo, al ser un derecho humano garantizado para los venezolanos.

Es interesante que estando allí al frente de todos, sin más requisito que la aplicación de la Constitución vigente,  muchos venezolanos todavía insistan en soluciones a la crisis del país que pasan por los Poderes Constituidos, como la renuncia, el revocatorio o las enmiendas constitucionales.

Lo que sucede es que hace falta aterrizar la iniciativa constituyente, cosa que la tradicional dirigencia política no estaría interesada en realizar, por aquello de perder los “espacios” conquistados. Pero la verdad es que resulta una suerte mucho peor para ellos porque sería un borrón y cuenta nueva para todos, permitiendo el surgimiento de nuevos actores y nuevas propuestas políticas muy necesarias para un país en estas circunstancias. Pero los venezolanos lo necesitan, por encima de cualquier circunstancia política egoísta. A mucho dirigente le hace falta la grandeza y la estatura de Estado necesaria para pensar y decidir a favor de la Nación.

Sin embargo, los acontecimientos en pleno desarrollo en Venezuela pueden cambiar la situación de los actores políticos de un momento para otro. La iniciativa Constituyente continuará allí, esperando, como un derecho humano al que tenemos acceso y derecho todos los venezolanos sin distingo de condición política, para todo aquel que quiera verla, o mejor dicho activarla....

Caracas, 23 de Noviembre de 2015


Twitter:@laguana

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