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jueves, 13 de junio de 2013

La educación NO es un derecho

Así de simple. En la filosofía objetivista existe un solo derecho: “El derecho del hombre a su propia vida”. De este de desprenden los derechos fundamentales (derechos negativos comúnmente llamados), el derecho a la vida, la libertad, la propiedad y la búsqueda de la felicidad. Estos derechos son los únicos existentes ya que maximizan la libertad individual y garantizan la ausencia de coacción. En palabras más simples, hago lo que quiero mientras no afecte a otro. 

La existencia de un tal derecho a la educación, al trabajo, la salud, etc., son inventos colectivistas que ponen en riesgo nuestros derechos fundamentales. Estas creaciones colectivistas atentan la base del individualismo, ya que afectan directamente la propiedad y libertad de otros individuos.

La existencia de un derecho a la educación implica que por la búsqueda de un ideal colectivista, no se respetará el derecho de propiedad de los individuos. Más sencillo, el derecho a al educación significa que el estado debe garantizar un servicio de educación a los individuos si y solo si por el hecho de ser hombre. Para realizar esta acción el estado necesita recursos, ya que el profesor no trabaja gratis, hay que pagarle un sueldo. Un edificio y laboratorios no crecen del suelo, hay que construirlos y financiarlos. Lápices, cuadernos, energía, agua potable, etc. no son gratis, alguien produce estos bienes hay que pagar por ellos. Y así se puede hacer una lista interminable de lo que significa este derecho a la educación. La pregunta lógica que cualquier persona se debería hacer, ¿De dónde van a salir los recursos para financiar este derecho? La respuesta es obvia, del fruto del esfuerzo y trabajo de los hombres. Por medio de la fuerza, no respetando su derecho fundamental de la propiedad, el estado robará los recursos honradamente ganados por un individuo.

“Si algunos hombres pueden exigir por derecho los productos de la labor de otros, esto significa que esos otros están siendo privados de sus derechos y condenados a trabajos forzados.
Cualquier supuesto "derecho" de un hombre que requiera la violación de los derechos de otro, no es y no puede ser un derecho.
Ningún hombre puede tener derecho a imponer sobre otro hombre una obligación que éste no escogió, un deber no recompensado o una servidumbre involuntaria. No puede existir tal cosa como "el derecho a esclavizar." 
Los argumentos clásicos para respaldar el derecho a la educación son esencialmente dos: una persona sin educación no es libre y una sociedad con educación es beneficiosa para todos. El primer argumento es falso, ya que la condición de libre de un individuo está en tener garantizado el derecho a su propia vida y a la posibilidad de usar su mente sin que nadie se lo prohíba. El segundo argumento, hace referencia a un bien común, a un objetivo colectivista. Estos argumentos no son racionales, ya que están basados en un supuesto que el colectivo esta primero que el individuo, principio irracional bajo la lógica objetivista.
Plantear este punto de vista en la actualidad es políticamente incorrecto. La propaganda izquierdista, la aceptación de lo colectivo por sobre el individuo y el subjetivismo reinante, hará sumamente difícil para cualquier persona racional presentarlo y defenderlo. En esta realidad, pensar que en el corto plazo es posible hacer un cambio, es complicado, pero es totalmente factible. Las universidades privadas y la educación subvencionada, fueron los primeros pasos. Se dio la posibilidad que privados entregaran servicios educacionales.  Los créditos universitarios con aval del estado también van bien encaminados, entregando la responsabilidad a los estudiantes. A pesar de todo, los políticos están empeñados en arruinar las noticias positivas, lamentablemente crecen las regulaciones en la educación subvencionada y no se fomenta la responsabilidad individual sobre la educación.
Finalmente,  Señores políticos, bajen el gasto fiscal, eliminen y bajen impuestos, y por favor permitan gastar nuestro dinero en seguridad, justicia y obras publicas genuinas.

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