Los Estados Unidos lograron sus objetivos geopolíticos en Europa a partir de la guerra de Ucrania, a saber:
- Mayor
dependencia militar de Europa hacia los Estados Unidos.
- Mayor
dependencia energética de Europa con respecto a los Estados Unidos.
- Interrumpir
cualquier posibilidad de entendimiento entre Alemania y Rusia. (Las dos grandes
potencias de Europa).
El complejo
industrial militar de los Estados Unidos y el IPAC judío son los mayores
beneficiarios de esta guerra europea, sus acciones se han visto acrecentadas gracias
a los jugosos contratos firmados a partir de la “Ayuda militar a Ucrania”; esto
ocurre a partir de que los países aliados han aceptado proveer armas obsoletas
de origen soviético, y algunas occidentales, a cambio de contratos por tecnología
militar de reciente data. Las “ayudas” otorgadas a Ucrania por parte del
congreso de los Estados Unidos en realidad son inversiones a mediano plazo
impulsadas por los lobbies militares que manejan a los congresistas y
senadores. Aunado a ello se ha incrementado la presencia de activos militares
norteamericanos en las bases de la OTAN asentadas en Europa. Los stocks
militares europeos, ahora mermados, convierten de facto al continente en un protectorado
de los Estados Unidos.
Tras
las sanciones a la energía rusa, y la voladura del proyecto Nord Stream II, los
europeos se han visto en la necesidad de recurrir a los Estados Unidos para que
les provean de Gas y petróleo de forma directa o, a través de terceros. Los precios
poco competitivos con respecto al GAS ruso han terminado por encarecer importantes
procesos industriales y también domésticos del mercado europeo, en razón de
ello muchas empresas y productos han perdido su rentabilidad lo que abrió las
puertas a competidores de Estados Unidos principalmente pero, también de china,
Bharat, entre otros. Las imágenes de Macron buscando la mano del tiranuelo de Venezuela,
Nicolás Maduro; y clamando públicamente por el levantamiento de las sanciones a
Irán y Venezuela; grandes proveedores de energía, son hechos concretos de una
Europa ahogada en sus propios errores geoestratégicos.
Quienes
entienden de estos temas en Europa saben del impacto geoestratégico que significaría
la consumación de un entendimiento entre alemanes y rusos frente al resto del
mundo. Son las mayores potencias geoestratégicas de Europa, juntas ejercerían
un dominio casi incontestable en el viejo continente frente a rivales como
Erdogan, las facciones islámicas en el norte de África y el Mediterráneo, y por
supuesto de la hegemonía norteamericana. Además de ello, una Rusia integrada a
Europa de la mano de Alemania supondría una debilidad en términos relativos con
respecto al expansionismo chino. Para los Estados Unidos ha resultado un éxito
el haber divorciado a los rusos y alemanes, y para el resto de los actores ha
significado una oportunidad para nada despreciable, especialmente para China. Tras
el fin de la guerra fría, se ha debido integrar a Rusia en lugar de apartarla,
no haberlo hecho ha significado en términos geopolíticos el error geoestratégico
más grande de la historia moderna de Europa.
Más allá
del propio interés de los Estados Unidos en sostener su hegemonía sobre Europa,
estrategia exitosa hasta el momento, podemos expresar esa estrategia no resulta
favorable al largo plazo en términos ideológicos; occidente en su conjunto como
civilización se equivoca en sus estrategias geopolíticas y se ha puesto en posición
de pérdida de influencia relativa frente al resto de las civilizaciones.
Joelvin Villarreal.
Politólogo.
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