Fundado en 2009 con la intención de originar un gran debate de ideas, en función a colaborar con el desarrollo de políticas públicas coherentes y sustentables.
Por este hecho existen percepciones de libertad diferenciadas con el mismo fractal en numerosas sectas políticas, religiosas, económicas y cientificistas. Y mas arraigo cuando la etiqueta cumple teatralmente con su deber dentro de su sistema artificial o circuito cerrado, confundido con el natural. La dicotomía entre sentir y pensar es debido a la intervención del lenguaje, entre lo instintivo como esencial frente al conocimiento natural revelado gracias a su desenvolver en la experiencia personal, decantado en un sedimento llamado verdad. Es imposible que la palabra por si sola lo revele sin esa experiencia, cuestión que se complica aún mas al ser tergiversada tan solo con una palabra del creyente. Por eso el ejemplo es la síntesis de lo referido como filosofía, pero ninguna filosofía puede abarcar cada circunstancia de lo cotidiano y menos de lo inesperado.
Pensar con palabras es ordenar objetos alfanuméricamente, sincronizar y proyectar en un plano de dos dimensiones, vertical u horizontal. Lo que obliga a obedecer una linealidad mecánica de tiempo y espacio. En un plano juegan las lógicas booleanas que reducen todas las variantes posibles para que pasen por una puerta prestablecida y condicionada. El pensamiento llamado lateral se libera momentáneamente hasta acomodarse en la puerta. Eso es pensar desde los problemas manteniendo la causa. Mantener el pensamiento en un plano por mucho tiempo, posiciona al ser dentro de un tablero de juego como una pieza manipulable más. Por esta razón el resentir se hace intolerable al adquirir la característica de eterno dentro del circuito cerrado. Mientras que pensar desde la solución es un mundo totalmente diferente, y ese cambio de mundo es lo que cambia la falta de salud, de atención. Desde los sueños lúcidos, premonitorios o experiencias fuera del cuerpo se puede verificar la sensación de elevación y de salida de ese plano en donde se vislumbran las trayectorias lógicas del formato y los símbolos de lo ignorado. Este espacio recreativo es una copia fiel y moldeable del mundo real, y clarifica que siempre estamos en casa sobre una base universal que dice Si a toda simulación, inclusive a las cosas más aberrantes. Por esta razón el ser humano programado se hace muy predecible y útil para una gobernanza de masas. En este sentido, con la escritura o rescritura en una piedra, papel o bits, pueden direccionar de manera teledirigida la atención y voluntad de millones de personas, evidenciando el gobierno de los cuerpos físicos como objetos y productos. Sin embargo, la naturaleza no puede ser gobernada artificialmente, la vida se abre paso de igual manera y la vanguardia creativa siempre supera al gobierno sobre el formato creativo o mental, y es uno entre millones el que manifiesta lo nuevo que millones disfrutan después. El progreso es a pesar de la condición de gobernanza, y son sus productos los que se utilizan para justificar al agente parásito. Es decir, lo vivo nunca puede ser gobernado desde lo muerto, la ficción. El gobierno desde una etiqueta, sistema, terapia o relato, es un gran barco que permite cierto margen de efectividad, libertad condicional y de sentido de vida, pero su dirección tiene un puerto muy bien definido y utilizado por tecnócratas.
El arte es fundamental porque no necesita del filtro de las palabras, ya que utiliza la información vital del ser y su esencia como materia prima, y a los lenguajes como herramientas. No existen malas palabras, solo la creencia añadida, pero lo peor son las creencias en palabras que no existen en la realidad y que crean enemigos invisibles e imposibles de desintegrar desde las creencias, y que obligan a cerrar la puerta de la cueva con el enemigo dentro. Un enemigo invisible tendrá tantas caras como el creyente necesite para justificar su condición.
Por este hecho existen percepciones de libertad diferenciadas con el mismo fractal en numerosas sectas políticas, religiosas, económicas y cientificistas. Y mas arraigo cuando la etiqueta cumple teatralmente con su deber dentro de su sistema artificial o circuito cerrado, confundido con el natural. La dicotomía entre sentir y pensar es debido a la intervención del lenguaje, entre lo instintivo como esencial frente al conocimiento natural revelado gracias a su desenvolver en la experiencia personal, decantado en un sedimento llamado verdad. Es imposible que la palabra por si sola lo revele sin esa experiencia, cuestión que se complica aún mas al ser tergiversada tan solo con una palabra del creyente. Por eso el ejemplo es la síntesis de lo referido como filosofía, pero ninguna filosofía puede abarcar cada circunstancia de lo cotidiano y menos de lo inesperado.
ResponderEliminarPensar con palabras es ordenar objetos alfanuméricamente, sincronizar y proyectar en un plano de dos dimensiones, vertical u horizontal. Lo que obliga a obedecer una linealidad mecánica de tiempo y espacio. En un plano juegan las lógicas booleanas que reducen todas las variantes posibles para que pasen por una puerta prestablecida y condicionada. El pensamiento llamado lateral se libera momentáneamente hasta acomodarse en la puerta. Eso es pensar desde los problemas manteniendo la causa. Mantener el pensamiento en un plano por mucho tiempo, posiciona al ser dentro de un tablero de juego como una pieza manipulable más. Por esta razón el resentir se hace intolerable al adquirir la característica de eterno dentro del circuito cerrado. Mientras que pensar desde la solución es un mundo totalmente diferente, y ese cambio de mundo es lo que cambia la falta de salud, de atención. Desde los sueños lúcidos, premonitorios o experiencias fuera del cuerpo se puede verificar la sensación de elevación y de salida de ese plano en donde se vislumbran las trayectorias lógicas del formato y los símbolos de lo ignorado. Este espacio recreativo es una copia fiel y moldeable del mundo real, y clarifica que siempre estamos en casa sobre una base universal que dice Si a toda simulación, inclusive a las cosas más aberrantes.
Por esta razón el ser humano programado se hace muy predecible y útil para una gobernanza de masas. En este sentido, con la escritura o rescritura en una piedra, papel o bits, pueden direccionar de manera teledirigida la atención y voluntad de millones de personas, evidenciando el gobierno de los cuerpos físicos como objetos y productos. Sin embargo, la naturaleza no puede ser gobernada artificialmente, la vida se abre paso de igual manera y la vanguardia creativa siempre supera al gobierno sobre el formato creativo o mental, y es uno entre millones el que manifiesta lo nuevo que millones disfrutan después. El progreso es a pesar de la condición de gobernanza, y son sus productos los que se utilizan para justificar al agente parásito. Es decir, lo vivo nunca puede ser gobernado desde lo muerto, la ficción. El gobierno desde una etiqueta, sistema, terapia o relato, es un gran barco que permite cierto margen de efectividad, libertad condicional y de sentido de vida, pero su dirección tiene un puerto muy bien definido y utilizado por tecnócratas.
El arte es fundamental porque no necesita del filtro de las palabras, ya que utiliza la información vital del ser y su esencia como materia prima, y a los lenguajes como herramientas.
No existen malas palabras, solo la creencia añadida, pero lo peor son las creencias en palabras que no existen en la realidad y que crean enemigos invisibles e imposibles de desintegrar desde las creencias, y que obligan a cerrar la puerta de la cueva con el enemigo dentro. Un enemigo invisible tendrá tantas caras como el creyente necesite para justificar su condición.