Dr. Armando Ribas. |
Cuanto más leo sobre la actualidad política
en el mundo más me convenzo que reina
la confusión universal de la semántica y la ética. Al
momento en que el inglés cada día más se convierte en el Esperanto de las comunicaciones, la
semántica política se desdibuja en el propio país que universalizó el idioma de Shakespeare. O sea el idioma de
los Estados Unidos. Por esa razón voy a comenzar por lo que considero la confusión
de la semántica política en el país que
sustituyera al Esperanto.
Me voy a referir entonces a la nominación a la Corte Suprema de la Dra.
Sonia Sotomayor. Se valora en este hecho que la misma ha sido la primera
hispana nominada para ejercer tan ilustre cargo. Se me ocurre que lo que se
debe valorar no es su origen sino su
capacidad y por sobre todo su
consecuencia con la filosofía de los Founding Fathers. Al respecto permítaseme
recordar la carta 78 de Hamilton en el federalista, cuya aplicación practica
fue llevada a cabo por el juez Marshall en el famoso caso Marbury vs. Madision
Allí expreso: “Es el ámbito y el deber de el departamento de justicia el decir
que es la ley”. O sea que al role de la Corte Suprema es fundamental para la
vigencia del “rule of law” que se puede sintetizar como la limitación del poder político ( los hombres no son ángeles)
y el respeto por los derechos de la minorías (individuales y no humanos))
Pero pasemos entonces a su carácter de “hispanic”.
La hispanidad no es una raza como para oponerla a los blancos, definidos
aparentemente en Estados Unidos como los WASP. En el mejor de los casos se
puede considerar como una cultura,
palabra, igualmente harto confusa pero ni siquiera esa concepción seria
válida. Por más que hablemos español, y el inglés sea la segunda lengua, las
diferencias entre las culturas de las distintas inmigraciones hispanas pueden
ser en
muchos casos más determinantes que aquellas que pueden existir entre
algunos hispanos y los WASP.
No creo que haya algo más diferente que la
primera inmigración cubana con la
tradicionalmente económica inmigración mexicana. Si algo no se puede negar es
la influencia que tuviera la inmigración
política cubana para hacer de la Florida el 4to Estado de Estados unidos y
Miami la capital de América Latina. En esta comparación no estoy haciendo valorizaciones de superioridad sino de
circunstancias. Si los cubanos hubiéramos
sido superiores Fidel Castro no estaría en Cuba. Por su parte la clase
dirigente mexicana más allá de deficiencias políticas que pudiéramos anotar no cayó en la aberración del totalitarismo cubano.
Por razón diversa tampoco hay semejanzas con
los puertorriqueños que tienen un estatus especial, que no es propósito
discutir, con la migración ilegal, que escapa de la pobreza en América
Central. Tampoco lo son las
inmigraciones, que por razones obvias de
la distancia, nadie que pretenda trabajar la tierra tiene el dinero para el
pasaje, para llegar a Estados Unidos. Creo que los ejemplos citados son más que
suficientes para mostrar las diferencias culturales de la inmigración denominada hispana, y vale
recordar que también hay cubanos negros, así como no hay argentinos de
esa raza.
Pero la problemática mas importante
entonces es destacar la trascendencia histórica del pensamiento que creara la civilización en el mundo a la que le
debemos la libertad. Los que se oponen a ella ya fueran hispanos o WASP como lo
fuera el señor Carter, y no se como calificar a Kennedy, son los que amenazan
el curso de la historia en función de una supuesta ética solidaria que parece
haberse adueñado del que hacer político en gran parte del mundo.
Particularmente en Europa. Esa confusión ética que ya Alberdi tomara conciencia
de ella cuando escribió:”el egoísmo bien entendido de los ciudadanos es solo un
vicio para el egoísmo de los gobernantes que forman los estados”.
Debo tener en cuenta entonces la diferencia
sustancial entre la solidaridad como acción y la solidaridad como presupuesto.
El presupuesto de la solidaridad es la concepción opuesta al pensamiento
fundamental de los Founding Fathers que toma en cuenta el pensamiento de Hume
que dijera: “la naturaleza humana es inmutable, si queremos cambiar los
comportamientos debemos cambiar las circunstancias. Si la naturaleza fuere
prodiga y los hombre generosos la justicia no tendría razón de ser“. Por lo
tanto el presupuesto de la solidaridad no es más que una excusa para el poder
político absoluto en nombre de la distribución del ingreso. La consecuencia es
la ausencia de seguridad jurídica, pues el que tiene el poder de repartir tiene
el poder de quitar y el resultado es mayor pobreza. El tema era ya conocido por Trasímaco
quien dijera que era necesario usar la moral convencional, para tomar al pueblo
primero por los oídos y después por la garganta.
Puedo decir entonces que la problemática de
los Estados Unidos no se plantea en términos raciales o religiosos y ni
siquiera culturales. La semántica política americana también ha colaborado a la
confusión reinante al plantear la alternativa política entre conservadores y
liberals. El conservadurismo no es una ideología sino una actitud. Es evidente
que tanto Stalin como Fidel Castro son los más conservadores del mundo. Peor
aun es que el conservadurismo ha sido
considerado como la derecha, que en términos socialistas significa estar a
favor de los ricos y por tanto en contra de los pobres. O en términos Marxistas
a favor de la explotación del hombre por el hombre.
El otro aspecto de la dicotomía filosófico
política de Estados Unidos es la tergiversación del liberalismo. Así llaman
“liberals” a los que sostienen ideas de carácter socialista. O sea una mayor
intervención del estado. El liberalismo, a diferencia del conservadurismo no es
una actitud respecto a la vida, sino una ideología sustentada en el presupuesto
de la falibilidad del hombre, y al mismo tiempo del derecho del mismo a la
búsqueda de su propia felicidad. Esta concepción ética determina un sistema
político en el que se limita el poder
político (Los monarcas también son hombres- Locke) y se garantizan los derechos
individuales. La ideología liberal parte igualmente del nominalismo de los
universales que por consiguiente no son reales. Así se toma plena conciencia de
que el estado, el pueblo no existen como tales. Cuando el pueblo tiene derechos
y el estado tiene a su cargo los intereses generales, nos encontramos ante una
entelequia. La consecuencia es que los derechos son de los gobernantes que
personifican a los estados y por tanto toda oposición al gobierno es estar en
contra del pueblo. Por ende podemos decir que el socialismo se basa en una
ética antitética al socialismo.
Esta es la situación que se ha vivido en
Europa, donde como ya lo previera Nietzche, socialismo y democracia son
conceptos idénticos. La misma situación la padece América Latina cuando no se
encuentra en manos de dictadores militares. Así tenemos lo que Jefferson
denominara un despotismo electivo. Y esa confusión prevalece en nombre de
la supuesta solidaridad, que como antes
expliqué es el presupuesto del poder político absoluto en nombre del pueblo.
Hasta la fecha esa problemática,
independientemente de las denominaciones era ajena a las alternativas políticas
americanas. El sistema no estaba en juego. La asunción de Obama, a nuestro
juicio constituye la primera vez que el sistema al que le debemos la libertad
en el mundo y la riqueza de las naciones está en juego y esta peligrosa
alternativa no surge ni de los hispanos ni de los afroasiáticos. Ni Kennedy ni
Carter fueron hispanos ni negros y fueron los primero en plantear la
alternativa que hoy aparentemente se presenta y
no puedo decir a priori que ella se presenta por la nominación a la
Corte Suprema a la Dra. Sonia Sotomayor. La Corte Suprema así como tiene la
obligación y el derecho de decir que es la ley, debe respetar la filosofía que garantiza la
Constitución y no la violación de la
misma.
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