jueves, 4 de junio de 2015

Las reglas de occidente. La tradición Judeocristiana.

La cultura occidental se caracteriza por los valores judeocristianos. Valores que hicieron posible el desarrollo de sistemas legislativos de origen bíblico, es decir; con las leyes de Dios adaptadas a códigos penales, civiles y mercantiles.

Leyes sin privilegios para grupos o particulares de ningún tipo, el Estado inclusive, y de las cuales surgieron sistemas judiciales compensatorios garantes de la sana paz y convivencia entre los ciudadanos.

Occidente produjo la concepción de sistemas políticos limitados a los verdaderos asuntos de Estado – seguridad y defensa, diplomacia, y obras públicas- haciendo clara diferencia y separación entre la esfera de lo público y lo privado.

Todas estas características hicieron posible el mayor desarrollo tecnológico, económico y cultural de todos los tiempos. Hoy día naciones no cristianas de todo el mundo aplican la receta de la prosperidad – aun sin saber o sospechar siquiera de su origen bíblico- pues contiene en si misma las bases de la riqueza: Un sistema político jurídico que garantiza una perfecta armonía social de gobiernos limitados y mercados libres.

Por el contrario han ocurrido desgracias humanas sin precedentes en aquellos lugares donde se ha tergiversado la receta, o se aplica lo contrario de sus postulados esenciales, es decir; en aquellos países donde el sistema legislativo funciona a favor de privilegios de grupos o particulares de algún tipo – sobre todo   supremacía del Estado por encima de los ciudadanos- ha dado como resultado sistemas jurídicos corruptos, e injustos, que en nada son compensatorios para con las víctimas. 

De estos sistemas surgen serias disputas entre los ciudadanos, hasta llegar al caos social; en tal sentido, el sistema político resultante es de aberración política y no resuelve los problemas propios del Estado, sino que por el contrario los agrava e incluso crea nuevas distorsiones en la sociedad. Este tipo de sistema termina por confundir lo público con lo privado llevando a los ciudadanos a un camino de servidumbre.

Estos sistemas anti-cristianos tienen como característica principal la escasez de bienes y servicios, atraso tecnológico, culturas adoctrinadas en la esclavitud, y aberraciones de todo tipo. Hoy día sobreviven en el mundo varios países que son ejemplos de estos sistemas : Cuba, Corea del norte, Zimbabue, y Venezuela.

El caos que vive Venezuela no es producto de la casualidad, es simplemente la consecuencia de la desobediencia a las reglas básicas y elementales dadas por Dios  a Moisés y que están descritas en el antiguo testamento – Deuteronomio capitulo 5, versículos 6 al 21 - 

Esas reglas que están en Deuteronomio son el inicio de toda la tradición de la legislación judía que luego heredaron los cristianos, quienes la expandieron luego por todo occidente. 

Norteamérica fue fundada por cristianos protestantes fieles a las reglas de Dios, no fue casual su transformación en la gran potencia del mundo, el ejemplo aplica también para los fundadores de los países bajos, la España de las tres raíces y así mucho otros ejemplos históricos.

Creyentes o no, lo cierto es que estas reglas elementales conforman la receta de la prosperidad y la riqueza de las naciones. Países que la han aplicado, creyentes o no, les ha ido muy bien, por el contrario; a los países que aún siendo creyentes las ignoran, o las desobedecen, les va mal.

Venezuela más pronto que tarde deberá transitar por la receta de la prosperidad: gobiernos limitados y mercados libres conforme a las leyes de Dios.



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