Recientes estudios de opinión publica a los que he tenido acceso de
manera privilegiada arrojan como resultado que el país se encamina a un vacío
de poder, pues según esos estudios, el
régimen venezolano pierde credibilidad rápidamente entre sus simpatizantes, sin
embargo; el mismo estudio también refleja la falta de oposición, numéricamente
hablando alrededor de un 65% de los encuestados no cree en el oficialismo ni en
los partidos “opositores”. También observé los resultados de una medición que
se hizo con respecto al liderazgo de Nicolás Maduro, Capriles Radonsky y
Leopoldo López, todos ellos reflejaban la caída de sus liderazgos, en el caso
de López su caída comienza a ocurrir a partir del anuncio de la huelga de
hambre.
Entre muchos otros resultados que logré ver con detenimiento están los
que se refieren a los problemas que el venezolano considera de mayor urgencia o
gravedad, allí el resultado reflejó que los venezolanos consideran a las colas
y escasez como su mayor problema, luego la inseguridad y de tercero la pérdida
de valor en sus salarios.
Luego de analizar los resultados de estos estudios de opinión pública me
permito compartir la fotografía que se observa del país al día de hoy.
Peligroso desde todo punto de vista el vacío de liderazgo que comienza a
apoderarse de los venezolanos, en un ambiente tumultuoso como el presente y con
la presencia de bandas paramilitares armadas, esta situación podría dar origen
a una anarquía sin precedentes en nuestra historia; no es exagerado pensar de
esta manera cuando ya se observa un aumento de enfrentamientos de estas bandas
con las fuerzas de orden publico haciendo uso de material de guerra, también son
reflejo de esta situación algunas de las protestas que se han llevado a cabo
por presuntos estudiantes, los cuales actúan sin ningún tipo de sentido ni
objetivo político definido como por ejemplo: trancar una vía, secuestrar
algunas unidades de transporte público o bienes privados y luego esperar
pacientemente hasta que lleguen las unidades antimotines.
A medida que el país se va quedando sin reservas de alimentos y el
liderazgo de los dirigentes de ambos polos comienza a desintegrarse, el
irracionalismo comienza a imperar en el país para dar paso a una anarquía que
nos puede convertir en estado fallido. La falta de oposición es un elemento
clave en todo esto, de existir una real alternativa al sistema de gobierno
actual otro gallo cantaría, no me refiero con ello a la falta de soluciones,
sino a la falta de operadores que pongan en marcha tales soluciones.
Los partidos venezolanos vienen trabajando con el viejo esquema de que
es más importante la futura elección que la futura generación, es preferible
según ellos ofertar a los venezolanos mentiras agradables para sus oídos
–populismo- que verdades incomodas –economía de mercado- para sus corazones.
Estos políticos actuales deben comprender que para salvar al país hay que
hablar con la verdad, -aun cuando no guste y las medidas sean impopulares- algo
de pedagogía a través de los medios de comunicación lograrían un efecto
comprensivo en la ciudadanía venezolana, la cual seguro estoy, asumirá lo que
tenga que asumir con tal y de labrarse un mejor porvenir para sus hijos y
nietos. Chávez utilizaba este método de
manera muy eficaz, pero en favor sus intereses, una verdadera oposición podría
revertirla a favor de los intereses de la nación en lugar de seguir alimentando
la utopía del populismo.
La solución y la salvación están en manos de una minoría dentro de la
clase media, esa que ha sido capaz de romper con las cadenas del discurso
populista, pero que debe comprender que existen realidades en los distintos
niveles sociales y que no todos tienen la capacidad – por sus mismas
condiciones de vida- de comprender al mundo moderno. Debemos comprender a esos
hermanos, tenderles una mano amiga que les ayude a aprender el arte de la
superación para que no se siga expandiendo el resentimiento, pero también y en
paralelo, debemos tratar con el resto nuestros hermanos de la clase media y
clase alta, atrapados aun en el discurso populista – propio de la fatal
arrogancia- alimentado por las utopías del siglo XX.
Nada fácil toca para quienes desean construir una nueva Venezuela, pero
para nada es imposible, de hecho este vacío de poder y liderazgo puede ser muy
bien aprovechado por grupos emergentes deseosos de cambio y dispuestos a asumir
los compromisos necesarios, solo es cuestión de actitud, aptitud y de forjarnos un RUMBO
PROPIO.