Joelvin Villarreal |
Los
escenarios que a continuación pretendo exponer no tienen un orden exacto, y los
voy a dividir en dos grandes partes con el objeto de su mayor comprensión por
separado, pero sin excluir su interrelación:
Primera parte: Desde lo interno, hacia lo
externo.
El quiebre
interno de las estructuras de poder que sostienen a Nicolás Maduro. En un supuesto de que las estructuras internas del
chavismo, especialmente las fuerzas armadas, le quiten su apoyo a la cúpula de
poder este escenario hipotéticamente se plantearía de la siguiente forma:
Debido
al control interno que ejercen los cubanos es poco probable que ocurra un
movimiento coordinado de tropas militares que logren alcanzar el poder
político. Serian unidades aisladas con relativo poder de fuego y de
movilización por lo que necesariamente tendría que haber apoyo táctico y
logístico por parte de las fuerzas internacionales, en este caso de los EEUU,
para equilibrar la situación y conseguir el desplazamiento de Maduro y la
cúpula.
Pero
de este mismo escenario podría surgir uno mucho más complejo, al cual yo he
denominado en artículos anteriores “Republica Dominicana 1965”, y esta
situación supondría que ocurre un enfrentamiento entre dos o más bloques de
poder político-militar fragmentando al país en una guerra civil ocasionando un
caos similar al caso de republica dominicana en 1965 que obligó la intervención
militar directa de los EEUU y luego la OEA.
Pero
este escenario, descrito anteriormente, también puede dar pie a uno inclusive
más complejo, la guerra civil molecular, de la cual ya tenemos síntomas pero
aun no se manifiesta con todo su potencial destructivo, -es como el
SARS-COV-2-, se trata de una guerra fratricida donde participarían también
elementos asociados al narcotráfico, el terrorismo internacional, crimen
organizado por mafias locales, paramilitares armados en apoyo a los distintos
bandos, y por supuesto las tropas extranjeras ya establecidas en el país desde
hace varios años, principalmente Cuba. Maduro junto a su cúpula maneja este
escenario, lo ha dicho Diosdado Cabello en reiteradas oportunidades “Podrán
entrar pero, el problema será salir”. En su esquema se ven en el espejo de
Bashar Al Assad en Siria: resistir en el poder.
Por
supuesto un escenario como el de la guerra civil molecular desestabilizaría más
a la región, representaría un problema de seguridad aun mayor para los EEUU, y
obligaría a Washington plantearse una
intervención militar a escala mayor para poder controlar la situación en el
Caribe y Sudamérica. Por supuesto este es el escenario que los EEUU bajo la
administración Trump evaden vehementemente, es su última opción, porque implica
un costo político, económico, e histórico que difícilmente los políticos del
norte desean asumir.
Segunda parte: Desde lo externo, hacia lo interno.
En
los EEUU la apuesta es por un paulatino esquema de presión política y económica
que vaya quemando las opciones planteadas sobre la mesa. El despliegue militar
actual en el Caribe pudiese dar paso en poco tiempo si no se logra el quiebre
del régimen chavista por esta vía, a una acción más contundente que contempla
un bloqueo aeronaval, con lo cual asfixiar el aparato financiero del régimen
chavista. Esta última opción constituye
un costo económico mayor para los norteamericanos, y en este caso Trump no esperaría
demasiado tiempo por un resultado favorable ya que en su visión no está
dispuesto a gastar recursos sin obtener resultados evidentes, es decir; la
etapa del bloqueo tendría un periodo de duración mas corte que la del
despliegue. Entre ambas etapas se plantea una transición que va de lo político
y lo militar. Ahora se suma una variante que le agrega mayor complejidad al
asunto y es el departamento de justicia de los EEUU que viene a darle mayor
peso al argumento sobre el peligro a la seguridad nacional de los EEUU. Estos
dos elementos no son excluyentes, sino que por el contrario se retroalimentan
pero, llevan la situación más allá de la frontera política.
El
paso siguiente al bloqueo aeronaval lo representaría una operación quirúrgica,
la cual pudiese arrojar dos escenarios: el primero se trataría de un ataque
aéreo contra una institución o una figura clave que envíe un mensaje
contundente al chavismo y cambie la situación actual del escenario político
interno. Se tiene ya la experiencia de Yemen, Siria, e Irak, es decir; ha sido
una estrategia constante de la administración Trump buscar buenos resultados al
menor costo posible: El bombardeo a Qasem soleimani produjo cambios a la
geopolítica en medio oriente.
El
segundo de los escenarios que pudiesen ocurrir tras fracasar la estrategia del
bloqueo aeronaval seria la puesta en marcha de un operativo de extracción
dirigido contra figuras claves de la revolución bolivariana. Pero esto no es
tan sencillo como usualmente se plantea en el imaginario popular, entran uno
helicópteros y se van, no, pues una operación como esta requiere de la
neutralización de unidades claves de las fuerzas armadas y el envío de fuerzas
adicionales que garanticen la entrada y salida de los equipos especiales
encargados de la extracción de los objetivos. Pero ahí no queda todo, una vez
extraídos los elementos claves que sostienen el poder chavista ¿Quién y cómo
controla el poder? Es decir, que la operación de extracción también debe
garantizar que estos elementos que se retiran no sean reemplazados por otros
dentro de la misma estructura de poder, y que además, no se genere una
situación de vacío de poder que agregue escenarios más complejos como los
anteriormente descritos en la primera parte.
presumo la existencia de muchas otros posibles escenarios, sin embargo; todos derivados fundamentalmente de estos principales expuestos.
Joelvin Villarreal. V
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