Joelvin. R. Villarreal. V |
Los
diversos análisis que he escrito a través de esta serie de artículos han
permitido a los lectores de este blog estar adelantados a los acontecimientos
geopolíticos que afectan al país y, muy especialmente, a la agenda que lleva a
cabo occidente contra el terrorismo internacional y su vinculación con el eje
Moscú-Beijing en Latinoamérica.
En
agosto del 2017 adelanté las intenciones de la administración Trump de
confrontar los intereses de las dos potencias extra hemisféricas, las cuales se
materializaron esta semana con el anuncio del secretario de estado, Rex
Tillerson, al inicio de una gira por países claves de Latinoamérica para tratar
el asunto de Venezuela. También analicé en septiembre del mismo año lo
respectivo al “diálogo” en República Dominicana, del cual expuse con toda
certeza que allí no se conseguiría ningún resultado positivo para el país, así
mismo; manifesté que los Estados Unidos
y Canadá buscarian acercar más a Europa a su posición política, lo cual finalmente comenzó a ocurrir.
¿Que
se espera ahora de la agenda Venezuela?
Para
la administración Trump es imperativo demostrar que Venezuela no solo
representa una amenaza para los EEUU sino que lo es en gran medida para todo el
hemisferio Occidental. Las relaciones del país sudamericano con agentes activos
del narcotráfico y el terrorismo internacional -especialmente el caso
Hezbollah-, su ocupación militar por parte de Cuba, así como su dependencia con
respecto a Rusia y China, hacen de ese país una bomba de tiempo con
impredecibles consecuencias. Los EEUU y Canadá parecen ser los menos tolerantes
a esa situación, mientras que Europa mantiene una posición, un tanto, ambigua
que parece estar cambiando en los últimos meses.
Cuando
comenté acerca del diálogo en República Dominicana esgrimí una tesis sobre la cual
los EEUU y Canadá eran los principales auspiciadores de dicho encuentro pues el
objetivo real era demostrar ante el mundo, especialmente al mundo latino y a
Europa, la imposibilidad de una solución al problema de Venezuela a través de
esa vía.
Cuando
recientemente se anuncia por parte del presidente Danilo Medina que el diálogo
entraba en un receso indefinido, y teniendo en cuenta que previamente algunos
de los diplomáticos latinoamericanos acompañantes de tales encuentros
“gobierno-oposición” habían desistido del acompañamiento alegando la falta de
disposición real del régimen venezolano en llegar a un acuerdo sino que por el
contrario, la comisión oficialista pretendió imponer un acuerdo conveniente a
la tiranía. Se dio por sentado entonces, no solo el fracaso de dicho diálogo,
sino que se materializó el escenario de desgaste de la imagen, tanto del
régimen como la de su oposición oficial, frente a la comunidad internacional,
así como lo había previsto en mis artículos anteriores.
La
reacción inmediata ha sido, por una parte, endurecer la posición frente al
régimen a través de la imposición de nuevas sanciones, ahora por parte de la
UE, y una creciente degradación de las relaciones diplomáticas de los países
latinoamericanos con respecto al régimen Madurista. Por otra parte
Latinoamérica no encuentra explicación lógica para el comportamiento ambiguo de
una oposición que continúa avalando toda la agenda perversa de la tiranía, a
pesar de no haber firmado el documento, y asistirá a la farsa electoral que ya
el mundo ha dicho no va a reconocer.
En
estos momentos la agenda de las potencias EEUU y Canadá está enfocada en
demostrar la inoperatividad constitucional de las fuerzas armadas
castro-chavistas, es decir, han puesto sobre la mesa la posibilidad de apoyar
una legitima insurrección militar contra la tiranía. Para Latinoamérica ese
posible escenario de alzamiento militar con apoyo internacional es más
aceptable que una intervención directa de los EEUU y sus aliados, esto lo sabe
bien el gobierno norteamericano y es por ello que ha planteado la opción, sin
embargo; es poco probable que ese escenario se materialice debido a la
ocupación militar extranjera en Venezuela. Tal vez algunos elementos aislados
se manifiesten y actúen contra la tiranía tal como sucedió con Juan Carlos
Caguaripano y Oscar Pérez, pero lamentablemente sin fuerza política y militar
suficiente para lograr los objetivos. Los EEUU van a demostrar a Latinoamérica,
al igual que sucedió con el dialogo, la imposibilidad del escenario de sublevación
interna y una vez haya ocurrido esto, entonces el escenario geopolítico estará
lo suficientemente desarrollado para que ocurra lo inevitable y Latinoamérica
reaccione de forma parecida o más aceptable que cuando ocurrió la liberación de
Panamá.
Por lo
pronto Tillerson y Kurt Tidd han hecho visitas estratégicas por todo el Caribe
y Sudamérica y en el escenario de corto plazo se espera un anuncio de embargo
petrolero el día después de los resultados electorales en Venezuela, es decir,
para el día 23 de abril del presente año.
Esas
son mis proyecciones en concordancia con el análisis que he llevado de esa
situación desde el año 2014. Seguiré atento ante cualquier cambio de estos
escenarios.
Post Data: Gracias a Dios se fue Shannon. Y, atentos con Hezbollah, dará de qué hablar.
Joelvin Villarreal Cs Políticas URU.
Twitter @joelvinRV
Instagram: @JoelvinV
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